Blues del Siglo XXI

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Alfonso Xen Rabanal por Cusco Vinalia

 

1.

 

“… todos los que se hayan visto inmersos alguna vez entre la niebla, se habrán percatado de que las imágenes que se visualizan se hacen desde una óptica externa y otra interna… desde el raciocinio y desde el instinto que, a veces, se alía con el primero para intentar descodificar esa imagen… Si descodificar es, según la rae, esa que en su afán de pulir a veces roe al raer el lenguaje vivo: Aplicar inversamente las reglas de su código a un mensaje codificado para obtener la forma primitiva de este… en la niebla se produce una paradoja pues, al intentar racionalizar una forma codificada de sombras para extraer su mensaje original, primitivo, nuestra parte racional echa mano de lo que queda en ese pozo oscuro en el que depositamos lo que creemos mierda en nosotros, y así, de la imagen primigenia, por ejemplo: un árbol agitado por el viento, al filtrarla por nuestro cerebro podemos acabar creyendo que vemos un monstruo agitando sus alas de ángel…”

 

 

2.

 

“Agua hirviendo… pienso en el agua hirviendo porque mis piernas empiezan a chapotear en la sangre que inunda la bañera… siento cómo la Niebla se va cerrando en mi cabeza, tengo frío, es un tembleque que no puedo parar, que contrasta con mi polla quieta, guiñapo que apenas cuelga, que era de sangre que sigue escupiendo, ahora gruesos goterones que estallan en la bañera como pirotecnia fractal…

… quiero reírme, descojonarme… sentir que me voy por ahí de una puta vez… por ahí: por el desagüe por el que me estoy yendo… En el fondo me gusta la situación, no quiero ir a urgencias, es esta una ciudad extraña, mañana curras, no quiero hacerte pasar la noche con este que gotea… me gusta… sólo pienso en cómo escribirlo… si salgo… si se infecta… no sé, ya lo pensaré… ya viví sin polla con ella, joder, siempre aparece pa joder… fuera, fuera… me gustas y me gusta ese papel higiénico que usas… suave, acolchado y muy absorbente… es la hostia, casi no he manchado nada, dos rollos, sí…”

 

 

3.

 

“… nada… aquí: donde no existe la ilación lógica: donde todos mis fragmentos te cantan…

 

Mi mirada se pierde en el pozo de los silencios cumplidos…

 

… y es cuando la cuerda se rompe y dibuja en tu espalda la distorsión del desgarro…”

 

 

4.

 

“… ya lo había vivido en la montaña, entre esa niebla espesa y perpetua, poco a poco vas interpretando las imágenes desdibujadas, te van contando una historia… esa que surge entre las grietas de la realidad, todas las cosas que miramos pero que no vemos, no asimilamos, no recordamos… y es una historia de fragmentos que he olvidado… y entre la niebla iban apareciendo como pantallazos de un pasado… y repasaba todos los detalles… hasta que apareció tu culo… un volantazo… una curva…

… y la soledad…”

 

 

 

 

Ayer por la noche empecé a leer La Cámara de Niebla, de mi amigo Alfonso Xen Rabanal. Tenía muchas ganas de leerle en libro. Llevo años leyendo su blog y con el tiempo he desarrollado una comprensión muy gozosa de su literatura. Pero esto ya es demasiado. Sentía cierta aprensión, miedo a que el libro me decepcionase. Con los libros de los amigos, ya se sabe…

Nada más lejos del destino:

 

Esos cuatro fragmentos de ahí arriba son sólo una muestra pequeña y no del todo representativa de las treinta y pico páginas que leí ayer por la noche.

Rabanal no habla del blues y pone temas de blues en su blog sólo porque le guste el blues como a otros les gusta el fútbol, por ejemplo: su estilo, su escritura, es altamente musical, sientes al leer que cada palabra y cada frase que llega ha sido tecleada con el gusto de tocar, con el mismo arrojo y compromiso físico y mental con que se pisan las cuerdas del mástil de una guitarra eléctrica; así, sobre una base rítmica de sílabas en la que a menudo aparecen las erres de roer, raer, degarrar, romper y follar, por ejemplo, Rabanal busca y encuentra la blue note, la nota del blues, levantando la cuerda cada dos por tres y por sorpresa, doblándose de repente sobre su barriga mientras puntea con las uñas con un estilo eléctrico, percusivo y salvaje que me recuerda más a Hendrix que a Robert Johnson, por su explosividad fractal, por el incendio que provoca en la mente, tocando incluso, literalmente, con la boca, hablando con todo el cuerpo mientras escribe, tirándose por el suelo, mostrándose calvo e impúdico, absoluto, rodando y rodándose a sí mismo en diversos escenarios físicos y metafísicos en una deriva armónica rampante, asesina en su ejecución, en la que saltan por todas partes chispas de sangre, semen, sudor, todo tipo de excreciones, y en la que todo tiene sentido y cohesión, es decir, armonía.

En su caso, la famosa frase de Blake el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría, es rigurosamente cierta y se demuestra en cada uno de los textos que se suceden, apenas con solución de continuidad, como en una interminable jam session que es a la vez una road movie en la que asistimos al viaje existencial y absolutamente contemporáneo de un escritor hacia la esencia de su ser.

Crujidos óseos, roturas de frenillo, dientes que grindan aceras, accidentes de automóvil, bailes con muletas, se imbrican en el torbellino de imágenes alucinadas, escatológicas, alquímicas, en explosión, que se suceden en la Niebla.

Rabanal alarga la frase. Cuando crees que va a acabar viene otra más larga, y otra, y otra que da un giro que no te esperabas, y en ese momento de incertidumbre del intelecto en el que sientes algo parecido al miedo, como con Nietzsche, te descargas riendo. Te sobrecoge y te hace reír. Eso es muy grande. Ningún videojuego es capaz de hacerte vivir algo tan fuerte como esto.

 

Amigos, yo me vuelvo a la Cámara de Niebla. No es porque la haya escrito un amigo. Todos los otros libros quedan aparcados de momento.

 

Salud.

 

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La Cámara de Niebla está editada por Editorial Eclipsados. Más información y pedidos aquí.

Sigue el comentario sobre el libro en esta otra entrada: https://davidmurders.wordpress.com/2009/01/28/blues-del-siglo-xxi-continuacion-la-camara-de-niebla-de-alfonso-xen-rabanal/

Una respuesta

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